El jamón ibérico es un producto de alta calidad y muy rendidor, por lo que es ideal tener uno en casa para cualquier ocasión que se pueda presentar. El proceso de salazón y curación al que se expone durante varios meses le otorga unas condiciones óptimas para su consumo y para poder apreciar todas sus cualidades organolépticas. Pero después de extraer las primeras lonchas, y siempre que no se vaya a consumir todo de una vez, es necesario saber cómo conservarlo adecuadamente.
Conservar jamón ibérico correctamente para que su sabor, aroma y textura permanezcan intactos requiere seguir algunos pasos importantes. Te los explicamos a continuación.
Cómo conservar jamón ibérico
Por lo general, una pieza de jamón ibérico tiene un peso que oscila entre los 6 y los 10 kg, con un porcentaje de hueso de un 30% aproximadamente, por lo que puede contar con una media de entre 4 y 7 kg. El hecho de que sea tan rendidor lo convierte en un producto apto para tener en casa e irlo consumiendo en diferentes ocasiones. La forma adecuada de hacerlo es extraer las lonchas y lascas que se vayan a consumir. De esta manera las propiedades organolépticas del jamón ibérico adquieren su máxima expresión en el paladar. Cuanto más tiempo lleven cortadas, más se resecarán y endurecerán.
Condiciones ideales para conservar jamón ibérico
A pesar de que conservar jamón ibérico es bastante sencillo, hay que tener en cuenta ciertos factores que intervienen en su conservación. Lo más importante es que se mantenga en un espacio fresco, seco, oscuro y que esté a una temperatura ambiente de entre los 10 y los 20ºC. Una bodega o una despensa serían los lugares ideales, ya que reproducen unas condiciones ambientales muy parecidas a las de los secaderos y salas de curado, donde los jamones han alcanzado el estado ideal para su consumo.
El hecho de que se mantenga en estas condiciones tiene que ver con facilitar la continuación del proceso de curación del jamón que comenzó hace más de un año con el sacrificio del cerdo. Humedad baja para evitar la aparición de hongos o la proliferación de mohos, temperatura ambiente para asegurar la jugosidad, y oscuridad para evitar que los rayos ultravioletas modifiquen la las características de la carne. Estas son las razones.
¿Después del corte?
Una vez finalizado el corte de las lonchas que se vayan a consumir, es necesario tomar ciertas precauciones para asegurarnos de que el resto de la pata se va a conservar en buen estado. La idea es conseguir que la zona de corte se preserve de la manera más parecida posible a cómo lo hacía antes del corte. Para ello hay que reproducir esas condiciones ambientales ideales. Muchos optan por utilizar los pedazos más grandes de cuero con grasa extraídos al inicio, y colocarlos sobre la superficie de corte, para evitar así que ésta se reseque.
Después se suele utilizar un trapo de algodón para cubrirlo, y colgarlo. En ningún caso se recomienda cubrir la pieza con papel de aluminio o papel film, ya que no dejan correr el aire y por tanto convierten el jamón en caldo de cultivo para el moho. Otros, con el mismo fin, optan por embadurnar la zona con aceite de oliva.
Cómo conservar las lonchas de jamón ibérico
Ya hemos dicho al inicio que lo ideal es cortar las lonchas y lascas de jamón que vayamos a consumir, pero a veces puede írsenos la mano y, en ese caso, debemos saber cómo conservarlas. Lo ideal es utilizar papel parafinado o de manteca para envolverlo y guardarlo en la nevera. Si no tienes, puedes hacer lo mismo con papel film, sacando las lonchas del plato. Es importante que en el momento de volver a consumirlo, lo dejes un buen rato previo a temperatura ambiente para que sea más jugoso y alcance el sabor, aroma y textura deseados.
Como ves, conservar jamón ibérico para que éste despliegue todas sus cualidades organolépticas no es tan difícil. Solo hay que tener en cuenta ciertos factores. ¡Esperamos que te haya servido!